viernes, 29 de noviembre de 2013

Inferno [Dan Brown]

Sí, yo de nuevo tras una larga pausa en que mi editora tuvo problemas con su pc. ¡¡Bienvenida de vuelta!! Y como ella ya está aquí, pues ya sabrán que me regaña todo el día por las reseñas que debo entregar. No lo hice en la fecha indicada por cuestiones técnicas. Pero igual espero que disfruten mucho de esta reseña, tanto como yo lo hice al leer el libro. A mis dos lectores, un saludo, ustedes saben quienes son. Y les aviso que mis siguientes reseñas serán un especial: “El mejor regalo de navidad”.

Título: Inferno.
Saga: Sí. 
Libro: 4/4
Autor: Dan Brown.
Género: Thriller.
Editorial: Planeta Internacional.
ISBN: 978-607-07-1643-0
Páginas: 551.

Sinopsis: El profesor de simbología Robert Langdon se despierta en un hospital en la mitad de la noche, desorientado y con una herida en la cabeza. No recuerda nada de las últimas treinta y seis horas. Ni cómo ha llegado hasta ahí, ni el origen del macabro objeto que los médicos descubren entre sus pertenencias. El mundo de Langdon pronto se convierte en un caos y se ve obligado a huir por las calles de Florencia junto con una inteligente joven. Sienna Brooks, cuyas hábiles maniobras le salvan la vida. Langdon no tarda en darse cuenta de que se encuentra en posesión de una serie de inquietantes códigos creados por un brillante científico; un genio cuya obsesión con el fin del mundo sólo es equiparable a la pasión que siente por una de las obras maestras más influyentes jamás escritas: Inferno, el oscuro poema épico de Dante Alighieri.

En su huida a través de escenarios tan conocidos como el Palazzo Vecchio, los jardines Boboli o el Duomo, Langdon y Brooks descubren una red de pasadizos ocultos y secretos antiguos, así como un nuevo y terrorífico paradigma científico que podría ser utilizado para mejorar la vida en la Tierra… o para destruirla.

Opinión: He de reconocer, que esta entrega me ha gustado mucho. Abrí el libro sin esperar nada en realidad, ligeramente confundido con la entrega anterior en el Símbolo perdido, y sin embargo, lo cerré al finalizar con un genial sabor de boca. Comenzaré por decir que mostrar un Langdon débil fue lo mejor que le pudo ocurrir al personaje. Hemos visto a Robert siendo casi Superman libro tras libro, sin embargo ahora, el hombre no tiene memoria, no tiene recuerdos inmediatos, lo que lo hace vulnerable. Su mayor virtud es su mente, sus recuerdos, y al no tener los más relevantes de esos días, sin duda lo ha dejado vulnerable. Eso, agregado a las ligeras crisis de histeria que le dan (unas que francamente hubiera esperado fueran más notorias), Langdon se humaniza ante nuestros ojos. No más apoteosis, gracias al cielo.

El mayor enigma es… ¿dónde quedó su reloj de Mickey Mouse? Bien, bromeo, pero he de reconocer, que yo como seguidor del autor y del personaje, sabiendo lo mucho que ese simple objeto significa para el segundo, si estuve preocupado porque no aparecía. Pero, fuera de broma, creo que Brown ha evolucionado con este libro, que si bien no tiene tantos enigmas matemáticos y lógicos, ha sabido jugar con la realidad y adaptarse a la época actual de las cosas, demostrando que un simple hombre puede intentar salvar al mundo. Brown comienza a abordar temas más humanistas, unos que nos hacen plantearnos nuevas preguntas sobre moral. Antes eran sobre religión o realidad, ahora la pregunta es sobre nosotros mismos, cosa que al menos a mí, con todos esos datos fatalistas que ustedes mismos pueden verificar en internet, me hizo mantenerme pegado al libro, intentando llegar más allá mientras me hacía las preguntas que la mente humana bloquea por automático.

Por otro lado, tenemos la mención de Dante, uno de mis autores favoritos, en su épico poema, Inferno. En un principio creí que fue ambicioso de su parte intentar jugar con algo como eso, poner enigmas a algo tan complicado como ese mundo al que Alighieri nos lleva, pero ahora sé que Brown supo perfectamente cómo hacerlo. El viaje por Florencia sin duda es increíble, como siempre, con escenas y pinturas, con esos lugares tan bien descritos que te hacen tocar el óleo. Me gusta, lo reitero. Uno se puede sentir bajando al infierno junto con Dante, Virgilio y Langdon.

Además, por si fuera poco, ahora Brown nos entrega un villano a quien odiar desde el inicio, un villano del cual no cabe la menor duda de que ha cometido el crimen. No adelantaré mucho sobre la persona en cuestión porque quiero que cada lector lo descubra por si mismo. Pero ¿saben qué es lo mejor de este villano? Que no puedes odiarlo por más que quieras, que estás seguro que tú harías lo mismo de tener su mente y sus recursos. El villano nos abre los ojos y nos invita a pensar, además de que hace que Langdon se quiebre un poco la cabeza. 

El final… es como siempre inesperado, con un giro en la historia que jamás creíste posible, enemigos que no esperabas, asociaciones que nadie conoce y que no pensaste que existieran. Una vez más, Brown nos vuelve a sorprender con su manejo del enigma, de las segundas intenciones y de las sorpresas inesperadas. Además, y como cereza del pastel, nos muestra una cara nueva y fresca que nos hace ver que se adapta a la época, a la situación y al momento actual. Sí, Brown ha dejado de lado (a veces sólo muy poco) todos esos enigmas matemáticos que nos encantaban y que eran un reto para toda mente brillante, pero con este libro nos demuestra que un enigma puede venir de cualquier punto y enfrentarse a cualquier persona. Pero sobre todo, Dan Brown, con Inferno, nos hace preguntarnos sobre nuestro propio lugar en el mundo, y si me preguntan, un buen libro sirve para hacerte pensar, tal como Inferno lo hace. Disfruten mucho de esta lectura que es altamente recomendable.




2 comentarios:

  1. La verdad es que no leo nada de Dan Brown desde El código Da Vinci, que no me desagradó, pero tampoco me acabó de convencer. Esta nueva novela me la regalaron en verano, pero aun no he podido hacerle hueco.
    Me quedo por aquí :) besos.

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    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias Sara! Cuando la leas, acuérdate de nosotros y cuéntanos tu experiencia al leerla ¿si?

      Nos vamos viendo. Un saludo, Z.

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